La Edad del (L)oro del Software Español (C64 edition)

Este artículo fue publicado en el fanzine escrito para la edición del 2023 de Explora Commodore.

Esta entrada pretende explicar, desde un punto de vista totalmente personal, la versión que tuve, imagino que compartida por mas gente, como usuario del C64 en la llamada Edad de Oro del Software Español. No pretende ser una crítica al esfuerzo de programadores ni a gente que puso su máximo empeño en sacar sus juegos o compañías de software adelante sino a cómo fueron endiosados y también cómo algunos medios de comunicación manipulaban constantemente las críticas y puntuaciones a la alza para que compráramos estos títulos en detrimento de otros. Este análisis hay que verlo en perspectiva y darse cuenta de la situación y sobretodo las fuentes de información que disponíamos entonces.


Muchos artículos se han escrito de esos años "dorados" del software nacional, los comprendidos entre 1985 y 1992 y casi todos están analizados desde el punto de vista de los Zilog80 (ZX Spectrum, Amstrad CPC y MSX) y en pocas ocasiones desde el del MOS6502 (C64).

Que en un país como España se programara era normal, ya que hubo un boom en la venta de ordenadores domésticos; ZX Spectrum por su precio económico, los Amstrad por su agresiva campaña publicitaria y hasta los MSX, incluyendo otros con menos trayectoria y por supuesto los C64, que se vendieron mas de lo que habitualmente se comenta y que se ha demostrado en diferentes artículos escritos, confirmando que si hubo un gran parque de commodores repartidos a nivel nacional. Además, la llegada tardía de las consolas y la poca proliferación de la generación anterior (Atari, Colecovision, Intellivision...) generó que muchas familias hicieran un esfuerzo y compraran un ordenador, muchas veces para estudiar, a sus hijos.


La gente programaba para el Z80, mayoritariamente el ZX Spectrum, y luego lo portaban a los dos otros ordenadores con los que compartían procesador, el CPC y el MSX. Programar para el C64 requería un esfuerzo extra que no les valía la pena por varias razones, sobretodo porque suponían demasiadas horas para un nicho en teoría pequeño y todo para un resultado de calidad mas bajo si se compara con juegos contemporáneos de otros países. 

Si los nacionales eran ya mas flojos que los foráneos, aun era mayor la diferencia en nuestro sistema, donde además competía con software americano, muchas veces mas adelantado que el europeo sobretodo los primeros años. 

¿Y qué pasaba cuando una compañía nacional quería exportar el juego? pues que a los ingleses no les interesaba salvo que tuvieran también su versión para el C64, el ordenador mas vendido en la mayoría de los países nórdicos y el que competía claramente en UK con el ZX Spectrum. 

¿Qué pasaba entonces? que sacabas para el C64 en el 87 el aclamado Army Moves y ya ibas con 2 o 3 años de retraso, y mas cuando tenías el Last Ninja, el IK+, Barbarian, California Games o centenares de juegos que miraban muy por encima al software patrio. En la mayoría de ocasiones, la única manera para que este software saliese en mercados foráneos era como una serie Budged, de bajo coste.

Las revistas

Estas estaban plagadas de juegos nacionales, la mayoría con un hype sobredimensionado y que hacía caer a más de uno en la trampa y llevarse un chasco cuando se gastaba el poco dinero que tienes cuando eres joven y dependes de una paga semanal (si la tenías). Esto se debía a que las propias casas de aquí, léase DINAMIC, TOPO, OPERA, ZIGURAT, eran quienes poblaban las propias revistas de publicidad a cambio de buenas notas en los análisis de sus juegos. 

Qué diferente hubiese sido nuestra relación en la época con los juegos españoles si hubiésemos tenido aquí una revista dedicada y honesta con los videojuegos como la ZZAP64 y las puntuaciones hubiesen sido objetivas y las que se merecía cada uno de los juegos que analizaban. Cuánto hubiese cambiado nuestra biblioteca de software. 

Como ejemplo una breve historia: a medidos de los 80's tenía varios contactos que con los que cambiaba juegos. Ellos y yo éramos selectivos, una veintena de títulos caían cada mes, primero en cinta con el TURBO FLECHA ELE y luego en Diskette de 5 1/4". El tema es que, dentro de los diskettes (plagados de juegos) nunca llegaron a mis manos juegos de DINAMIC o TOPO y no los probé hasta los dosmiles. El único fue el Quijote porque quería jugar a una aventura en castellano, aparte del Gremlins, que me lo compré original y adoraba la película. Mis contactos hacían una criba y descartaban el producto patrio por ser de calidad baja; el producto extranjero siempre era bastante superior. 

Éramos niños con ganas de jugar y las revistas como Micromanía estaban manipuladas para vendernos juegos que realmente no merecían tanta atención y por entonces ya nos sentíamos engañados y no hacíamos caso a su opinión. Si además ojeamos revistas específicas de C64 (Commodore Magazine, Commodore World o Input  Commodore) nos daremos cuenta de tres cosas: que no tienen apenas publicidad de software patrio, que en raras ocasiones analizan dichos juegos y que tampoco estos están en las listas de los más vendidos. 

Queda claro que los que pagaban la publicidad tenían demasiado poder sobre la editorial y estaba todo manipulado, como los medios de comunicación ahora, no nos engañemos. La pasta manda pero también hay que tener clara una cosa: la publicidad es quién mantiene a las revistas.

Vamos a comprar un juego

¿Y en qué nos basábamos cuando teníamos que comprarnos un juego? Este es el principal dilema y la trampa en la que intentaban embaucarnos de todas las maneras posibles. Y es que básicamente actuábamos de varias maneras cuando comprábamos un juego:

  1. El boca a boca: si teníamos amigos que conocían el juego siempre te daban su opinión, creo que a veces exagerada. ¿Qué problema había? que si quién tenía el juego era de tu mismo sistema normalmente te lo dejaba. Si en cambio era de otro sistema, podrías caer en la trampa y encontrarte que la versión de tu ordenador no fuera tan buena como la que te había explicado.
  2. Las revistas: esta era la opción mas común seguramente. Muchos leíamos revistas especializadas de nuestro ordenador y también generalistas como la Micromanía, una revista cuya principal entrada de dinero era a través de los anuncios.
  3. Las portadas: si en algo han sido unos auténticos expertos las compañías estatales fue en aprovecharse de nuestro libido juvenil y atraer nuestras feromonas. Azpiri, Royo... fueron los artistas que hicieron picar a mas de uno e inclinar la balanza por motivos obvios.

¿En qué quedamos?

Y es que, al final de toda esta historia, no nos podemos quejar. Si vemos y comparamos juegos de DINAMIC o TOPO en diferentes sistemas y lo hacemos con su versión commodoriana, muchas veces esta última sale ganando comparándola con las de otros ordenadores. Esto sucedía porque en bastantes ocasiones se hacían desde las propias distribuidoras inglesas, mas experimentadas con el C64. Además algunas veces venían acompañados con melodías que aprovechaban el SID, lo que siempre le da un plus de calidad al producto final. Poco a poco y ya a finales de los 80's, los pocos programadores de C64 que teníamos aquí le habían cogido el truco y sabían aprovechar mas sus cualidades, aunque ya era un poco tarde.

Además, y siendo honestos, tampoco solíamos pagar por ellos la mayoría de veces, con lo que poco derecho tenemos a la pataleta. Muchos de los juegos nos venían en revistas que venían acompañadas de una cinta con juegos ilícitos (Load'n'Run, Stars, Full Games...) o directamente intercambiábamos entre nosotros las que teníamos repletas con juegos en Turbo. Seguro que si todos hubiésemos comprado los juegos, la calidad hubiese crecido, pero eran los principios de todo esto y entonces todos aprendíamos, nosotros como usuarios, ellos como programadores y la industria del videojuego como los que alimentaban nuestro ocio mientras se ganaban la vida.

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14 Comentarios

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    1. Jo, con lo que te gusta rajar de la edad de oro! Daaaaaaany !!!!!! Vuelve a ser tuuuuuu!!!!

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  2. Buen artículo pero...,la próxima reunión ya hablaremos largo y tendido.Seguro que será una discusión muy interesante.

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  3. Muy buen artículo Bieno, es todo un punto de vista que no se ve todos los días y que refleja la realidad commodoriana de aquellos años.

    Yo también (desde la distancia) caí en la trampa de sentir que el C64 era minoritario porque solo veía lo que aparecía en la Micromanía, revista que amaba y sigo amando, a pesar de todo.

    Igual le sigo teniendo mucho cariño a todo lo que se producía en España, aunque por detrás haya existido todo este tejemaneje de intereses.

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    1. Es verdad que una cosa no quita a la otra y todos le tenemos cariño a la micromania a pesar de todo.

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  4. Sólo una cosa... la foto del Z80 es de un CTC (timers), no del microprocesador.

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  5. Buenísimo el artículo. Las cosas claras 😁

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  6. Buen artículo, ciertamente las portadas eran un reclamo y muy buen análisis de la situación de ser todavía unos críos y tener tanta cosa llamativa alrededor, nosotros hicimos piña y cada tarde vicio y merienda en casas de tus compis, en la tuya también, así probé spectrum y amstrad, msx por mi tío aunque en casa tiré de c64 y mi otro tío, atari con un 800xl , los "packs" que conseguí en cuentagotas los exprimí cual lima, cada revista echaba humo y cada anuncio era maravilloso y te obligaba a comprar hasta un lamentable port, muchas veces. Del Simago un amigo tras jugarlo en recre se gastó sus ahorros en un port de spectrum del after burner, imaginen el radical cambio. Creo que, dentro de la "edad de oro", malas cifras tampoco fueron, quizá, como dicen, se esperaron demasiado a "saltar" a los 16 bits. Pero conforme estaban los precios de estos equipos, o tenías una hucha de cerdito 'ibérico 4 jotas', tu progenitor era "dentista", o te había dejado uno de esos tres señores que iban y venían del lejano Oriente un cacharrín de esos a cambio de "portarse bien todo el año", menos mal que no decían cual... 😆

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    1. Esperaron demasiado y no calcularon el gran salto que suponía hacia los 16 bits. Y malas cifras no las tuvieron, sobretodo los grandes, però poco duró.

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